EUROPA
PRESS
6 enero
2020
La
dopamina, reguladora del placer, es una de las claves de la obesidad
Investigadores de la Universidad de
Virginia (Estados Unidos) han demostrado que el centro de placer del cerebro
que produce la dopamina y el reloj biológico que regula los ritmos fisiológicos
diarios están relacionados, y que los alimentos ricos en calorías (que dan
'placer' al cerebro) interrumpen los horarios normales de alimentación, lo que
lleva a consumo excesivo y, así, a la obesidad.
En los años 80 del siglo pasado, el 15 por ciento de los
adultos estadounidenses eran obesos. Hoy en día, esta cifra ha subido hasta
alrededor del 40 por ciento. Coincidiendo con este aumento de peso, están
creciendo los índices de enfermedades cardiacas, diabetes, cáncer y
complicaciones de salud causadas por la obesidad, como la hipertensión. Incluso
la enfermedad de Alzheimer puede atribuirse en parte a la obesidad y a la
inactividad física.
"La dieta en Estados Unidos y otros países ha cambiado
dramáticamente en los últimos 50 años, con alimentos altamente procesados
disponibles de forma fácil y barata a cualquier hora del día o de la noche.
Muchos de estos alimentos son ricos en azúcares, carbohidratos y calorías, lo
que constituye una dieta poco saludable cuando se consumen con regularidad
durante muchos años", reflexiona Ali Güler, uno de los autores de esta
investigación, que se ha publicado en la revista 'Current Biology'.
Utilizando ratones como modelos de estudio, los
investigadores imitaron la disponibilidad a cualquier hora del día de una dieta
alta en grasas, y mostraron que lleva inevitablemente a obesidad y problemas de
salud relacionados. Los ratones alimentados con una dieta normal en calorías y
grasas mantenían un horario normal de alimentación y ejercicio y un peso
adecuado, pero los ratones que consumían muchos alimentos llenos de grasas y
azúcares comenzaron a picar a todas horas y se volvieron obesos.
Además, los ratones a los que se les interrumpió la señal de
dopamina, lo que significa que no experimentaban el gratificante placer de la
dieta alta en grasas, mantuvieron un horario normal de alimentación y no se
volvieron obesos, incluso cuando se les presentó la disponibilidad de alimentos
altos en calorías las 24 horas del día durante los 7 días de la semana.
"Hemos demostrado que la señalización de la dopamina en
el cerebro gobierna la biología circadiana y conduce al consumo de alimentos
densos en energía entre las comidas y durante las horas impares", explica
Güler. Otros estudios ya habían demostrado anteriormente que cuando los ratones
se alimentan de productos ricos en grasa entre las comidas o durante lo que
deberían ser las horas normales de descanso, el exceso de calorías se almacena
como grasa mucho más fácilmente que el mismo número de calorías consumidas solo
durante los períodos normales de alimentación. Esto conlleva obesidad y
enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes.